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NINGÚN LUGAR A DONDE IR




Jonas Mekas (Semeniškiai, Lituania, 23 de diciembre de 1922-23 de enero de 2019) fue un cineasta lituano, emigrado en 1949 y uno de los máximos exponentes del cine experimental estadounidense.


Muy joven, antes de la Segunda Guerra Mundial, Mekas abrió un teatro junto con su hermano, Adolfas. Una vez comenzada la guerra, ambos fueron internados en un campo de trabajo por los nazis, y allí Jonas aprendió el método teatral de Stanislavsky.​ Los dos lograron huir a Dinamarca, y luego los dos hermanos emigraron a los Estados Unidos en 1949, y estudiaron con Hans Richter antes de abrir la revista Film Culture en 1955. Mekas siempre se sentirá un desplazado.

Jonas Mekas escribió críticas cinematográficas para Village Voice continuadamente desde 1958. Y es también un conocido poeta en lengua lituana.

Pero sobre todo, fundó la cooperativa The Film Makers (1962) y los archivos Anthology Film Archives (1970). Durante esa época, Mekas estuvo estrechamente relacionado con la escena del cine experimental y el pop-art, al entrar en contacto con artistas como Andy Warhol, Nico, Allen Ginsberg, Yōko Ono, John Lennon o Salvador Dalí.

A pesar de que sus películas narrativas y documentales están bien consideradas por la crítica, Jonas Mekas es principalmente conocido por sus películas-diario, como Walden (1969), Reminiscences of a Journey to Lithuania (1972), Lost, Lost, Lost (1975), y Zefiro Torna (1992). Muy destacable es su Reminiscencias de un viaje a Lithuania, donde repasa los años de internamiento su llegada a Brooklyn y narra sus impresiones a la vuelta a su país 27 años después de haber sido perseguido de joven ("Durante mi vida no he hecho otra cosa que intentar capturar la intensidad de aquellos momentos")

En 2001, se estrenó una película-diario de 5 horas de duración llamada As I Was Moving Ahead, Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty (que significa: mientras avanzaba, ocasionalmente vi pequeños destellos de belleza), montado a partir de imágenes de distintas grabaciones acumuladas a lo largo de 50 años de su vida. Peter Sempel rodó a Jonas Mekas en la película Jonas in the Desert (1994).

En 2007, Mekas publicó 365 cortometrajes (publicando uno cada día del año) a través de la red para Apple Computer, pensados para ser reproducidos empleando el iPod.5

En 2012, ha habido una retrospectiva en la Serpentine de Londres, y se han visto sus Correspondencias con J. L. Guerín en el Centro Pompidou de París. Además al fin se ha publicado en España (por Intermedio), parte de su filmografía: Jonas Mekas: diarios.



DE MIS MAYORES REFERENTES MASCULINOS EN EL ARTE, SINO EL MÀS. Soy afortunada. Muy afortunada. Agradezco infinitamente mi camino y es tambièn por lo cual soy tan exigente en muchos aspectos, y en otros no. Cuando conecto con estos seres mi alma se expande y confìa plenamente, y dice: si! y con todo el ser. Nuevamente aquì, agradecida de haber formado parte del ambito acadèmico en UNTREF. Y de haber tenido como docente a Andrès Denegri. Claramente ha sido de suma importancia en mi camino todo, porque si hay algo que no me sucede es el olvido.


En las clases Andrès nos mostrò videos de Jonas Mekas. Les pasò cuando ven algo que les emociona tan profundo que da ganas de llorar y saben sin ver tanto que ese es el espejo màs brillante y hermoso, que esos son los caminos que queres transitar. Que esa forma te es tan afìn y que es tan maravilloso ver a seres como Jonas Mekas, que todo està bien. Que tu vida encuentra un sentido. Y que cuando te encontràs en situaciones contemplando, te ves en su reflejo, en sus imàgenes, y que cuando lo lees, decis, esto en niveles muy sutiles, me està sucediendo a mi hoy, lo veo, me està viendo, el se animò a ser, a mostrar su yo, su veo, y si el pudo, yo puedo. Somos libres. La libertad de la càmara es maravillosa. El lugar de contemplaciòn da mucha paz. El querer registrar todo detalle porque en todo encontràs belleza, por màs doloroso que sea, porque si no encontràs la belleza, mejor morir. Y con los años, es eso, lo que te lleva a ser.

Tuve la fortuna y bendición de tener maestros como Andres Denegri, que le sugirieron a la clase comprar el libro de Jonas Mekas, Ningùn lugar a donde ir. Un diario de su vida. Desde que se escapa de Lituania hasta que llega a NY. Fui a buscar ese libro a Caja Negra Editora como si fuera que iba a buscar un tesoro, y lo tuve mucho tiempo en mi mochila leyendo y releyendo y el hablandome, hasta que se lo pasè a una gran videoartista, que no le conocìa. Hay una anécdota muy linda que siempre recuerdo, linda e intensa. Una noche en una fiesta de sòtanos y electrònica de Buenos Aires, me encontrè casualmente con Andrès, que estaba con su hermano, DJ, y esa noche, nos saludamos, asì al pasar, con el respeto que merece, y la distancia adencuada, pero no pude con mi ingenio y emociòn y saquè el libro de la mochila y se lo mostrè. En ese instante sentì que vimos ese camino de Ningun lugar a donde ir. Y mi vida un poco fue eso, siempre senti Ningun lugar a donde ir, y todos al mismo tiempo, peor siempre con la càmara en mano, registrando los momentos. Registrando momentos de la vida, ya sea por amor, o desamor, tristeza, belleza, o quizà momentos muy dificiles que fueron posibles transitar gracias a la camara de video en mano.


Despues de ver muchas peliculas de Mekas y hablar tanto sobre èl, y sentir que era mi gran referente en el cine-video, junto a Brakhage en el cine, y a tantos y tantas otras, pero el asì como un diamante. En 2006, en el marco del Festival de Cine porteño, Se presenta, en el Centro Cultural Recoleta, una instalación/performance de Virginia Marchand, «Kazuo Ohno: Love in the Beat», con cámara de Jonas Mekas y otros, entre ellos mis docentes de la Universidad. Para mi ese dìa fue un sueño hecho realidad. Me atravesò y modificò el ADN. Les vi en vivo y en acciòn, pero ademàs, la perfecciòn absoluta de conocerle a Mekas, nada màs ni nada menos que en un trabajo de Danza Buto, una danza que marcò mi vida, y en la que luego, participe, como performer sonora, pero tambièn filmando a una de las artistas de danza buto que màs admiro en Argentina, y con quien tuve, la posibilidad de convivir, con todo lo que eso implica, la danza buto es una danza muy intensa y profunda pero a su vez pacifica y bella, oscura y luminica. Mil cosas podrìa decir de esto, pero estoy hablando de Mekas. Despues de la performance, ese dìa, me acerquè a Mekas, no dijimos nada, solo jugamos, èl me miro a travès de su càmara, yo mirè fijo su lente, y nos reìmos. jaja! Aùn guardo la postal de ese dìa. Este dìa marcò mi trabajo a futuro, tanto en mi paso por video danza, por estudiar danza y expreciòn corporal, asì tambièn registrar constantemente mis dìas, desde la camara vivi mi vida, y gracias a ella, transite caminos complejos, siempre senti esa metàfora de Ningun lugar a donde ir, Y escapar de guerras. Guerras de todo tipo. Y registros de tanta magnificencia de la tierra y su belleza y sus paisajes y formas, y de las personas mas admiradas en mi vida, un diario de vida en video. Si un dìa muero, todo registrado.

Particularmente en 2007 cuando gestionè el Ciclo 4 elementos, y ahì me encontrè realizando circuito cerrado constante, registrando todo lo que sucedìa, y marcò el comienzo del proyecto ACCION ARTE VIVO (Disponible en www.ciclo4elementos.blogspot.com), el encuentro con Mariela Bocanegra, a quien registrè durante semanas en Mendoza, mi trabajo con APA, Artistas en Proceso de Autogesitòn, Buenissimo, los apoltronados, y asì, tambièn y màs profundo, e intenso, en mi encuentro posterior, en 2014, puntualmente, con una de las referentes de danza buto de Argentina, gestora de arte y cultura, y estudiante de artes electronicas en Untref, Lorena Avallar Leòn. Con ella realizamos varias performaces, acompañando su danza con Kacofisss, ensamble vocal formado en 2014 año en que tuve la dicha de estudiar canto con Barbara Togander. Hoy sigo manteniendo firmemente estos pilares, aunque a nivel personal, el mismo trabajo me alla llevado a parar un poco mi producciòn a estos niveles, y volverme un tanto màs introspectiva y pictòrica. Hoy querìa compartir sobre èl, para honrarle, tambièn para volver a agradecer a Untref, y a Andres Denegri. Y para seguir mi relato de trabajo personal, que siempre se mezcla con el recuerdo de la Universidad, que fue mi hogar, y mis Maestras y Maestros que allì conocì, y mis pilares que siguen intactos, aunque mi trabajo vuele por senderos aparentemente lejanos a este sendero. Sigue siendo el mismo. A continuaciòn voy a compartir parte de un relato del libro NINGUN LUGAR A DONDE IR, y màs adelante, dos videos. Uno, un retazo por mi paso por Mendoza, (La Garita Arte Via) donde mi labor fue registrar el trabajo de Mariela Bocanegra, todo el tiempo, las 24hs, non stop, en 2007. y otro, de 7 años màs tarde, en 2014, cuando participè de performance de Lorena Avallar Leon, una referente de la danza buto en Argentina, pero tambièn gestora cultural y estudiante de la Untref. Se va el retazo del libro: Disfruten y si lo quieren esta en mercado libre disponible.


A Vyt Bakaitis y Hollis Melton por ayudarme en la edición del manuscrito.

Cuando dejé mi hogar, cuando dejé mi pueblo (cuando tenía doce años hice una lista de todas las personas de mi pueblo y encontré –si mal no recuerdo– 22 familias y 98 habitantes), cuando partí en un viaje que finalmente me llevó a recalar en Nueva York, tenía veintidós años. Ya era entonces un joven de cierta reputación. Durante más de un año había trabajado como redactor de un semanario de provincia. Había trabajado como editor técnico de un semanario semiliterario nacional durante otro año. Había publicado mis primeros poemas y había creado un escándalo en el “mundo” literario de Lituania con lo que hoy llamaría ataques estúpidos y maliciosos a algunos de los escritores y poetas de las generaciones precedentes.

Era evidente que estaba bastante involucrado en la vida que me rodeaba. Pero había algo extraño en mí: mi propia vida, mi pasado, mis raíces, mis ancestros, me resultaban completamente ajenos. No me interesaba en absoluto mi vida ni mi entorno inmediato. Por ejemplo, hasta los veinte años no tengo recuerdos de qué comíamos. Todo lo que recuerdo es que mi madre solía repetir: “A comer, ya basta de libros, por favor. Siempre frente a un libro. Hay que alimentarse mejor”. Si hoy alguien me pregunta qué comen los lituanos no sabría responder.

A los diecisiete años es probable que hubiera leído todo lo que se había escrito en lituano, incluidas las revistas y los diarios del pasado. Los había leído y los había memorizado a todos. Tanto es así que algunos de mis amigos más grandes del ambiente literario de la capital, cuando no podían recordar dónde había aparecido algún artículo, solían decir: “Ah, pero está este chico en aquel pueblo, por qué no le preguntan, él debe saber”. Y yo siempre tenía la respuesta. Pero no sabía quiénes eran mis sobrinas o primos o tías ni ninguno de mis parientes. Mis ancestros eran los poetas, los filósofos y los enciclopedistas, vivos y muertos.

No sé nada de la juventud de mi padre. Ni de la de mi madre. Nunca les pregunté. Solo conozco unos pocos hechos generales. Nunca conocí a mi abuelo. Supongo que fue granjero. Murió antes de que tomara conciencia de él. Mi abuela tuvo una vida larga, había pasado los noventa cuando murió (yo tenía unos diez años). Recuerdo haberla querido mucho. Una vez, cuando tenía unos cinco años y fuimos a visitarla con mi madre (ella vivía en otro pueblo, a unos 8 kilómetros y fuimos a pie), yo insistí en que iba a quedarme con ella una semana y hasta me trepé al horno, uno de esos enormes hornos de barro para hacer pan y que en los meses fríos del invierno se usan para dormir, allí es donde dormía mi abuela. Pero cuando escuché a mi madre partir de pronto entré en pánico y empecé a gritar. Mi madre volvió y me llevó con ella. Volvimos a casa caminando. En ocasiones me quedaba rezagado para escuchar el canto de los postes de teléfono de madera.

Mi abuelo (el padre de mi padre): recuerdo algunos comentarios de mi madre sobre él. Solía sentarse todos los días a la vera del camino, cerca de la entrada de nuestra casa, y hacerles bromas a las personas que pasaban, pequeñas burlas, insultos. Pero nunca nadie inició una pelea por ello, más allá de lo que dijera. Tengo la impresión de que le faltaba algún tornillo. Hubo otro loco en el árbol familiar; en realidad, hubo dos. Quizás eran primos, no sé. Uno, creo que su nombre era Jonas, empezó a decir cosas raras mientras cortaba el césped cerca del pantano. Así que lo llevaron al loquero. El otro, que también se llamaba Jonas, dijo cosas raras toda su vida, pero no lo llevaron a ningún lado. Durante años me obsesionó la idea de que algún día yo mismo iba a terminar perdiendo el juicio porque había leído en algún libro que estas cosas pueden ser hereditarias. Me desilusionó en parte llegar entero a los treinta años. Supongo que el árbol de mi madre triunfó sobre el de mi padre. Nunca se habló de ningún loco en la rama de mi madre.

El apellido Mekas se puede encontrar en antiguos archivos lituanos del siglo XIV. El nombre aparece en documentos políticos. Siempre que un poeta o un dramaturgo lituano escribe una obra con un trasfondo histórico, uno de los personajes suele llamarse Mekas. No se conoce ninguna figura histórica importante con ese apellido. Está ahí, sin embargo, y pertenece a algún personaje no descrito, así que uno puede proyectarle lo que quiera. Tabula rasa, por decirlo de algún modo. Me sorprendió ver incluso nuestro apellido en una obra contemporánea, escrita hace unos pocos años en la Lituania “socialista” soviética, donde uno de los protagonistas se llamaba Mekas. Consideré un halago que representara a un idealista.

En todo caso, parecería que el apellido Mekas es un antiguo apellido lituano. Por qué tan pocas familias lo llevan hoy en día, en Lituania, es un pequeño misterio. Pero siempre se corrió un rumor, promovido con gran entusiasmo por mi hermano Adolfas, de que en realidad teníamos un origen irlandés. El asunto, sin embargo, se complicó un poco en 1962 cuando dos viejos y tristes judíos se presentaron en la puerta de nuestra casa en el 515 de la calle 13 Este, entrada la noche, quizás a las tres de la madrugada. Anunciaron que su apellido era Mekas, y que recién habían llegado en avión de Buenos Aires porque habían oído que Jonas Mekas vivía en Nueva York. Su pequeño hijo Jonas se había perdido en Vilnius, Lituania, en 1943, durante el exterminio alemán de los judíos. Se quedaron parados en la puerta y nos miraron y nosotros los miramos a ellos, y lloraron, y nosotros lloramos, porque se habían dado cuenta de que yo no era el hijo que estaban esperando. Fue realmente muy desgarrador. Así que les prestamos nuestras habitaciones, y les dimos de comer y les mostramos Nueva York durante veinticuatro horas, y después los metimos en el avión. Fue una de las historias más tristes de nuestra vida en Nueva York. Tienen una librería en Buenos Aires.

En todo caso, hay judíos, y lituanos, y griegos, e irlandeses (eso me dijeron), y húngaros que llevan el apellido Mekas. Cuando volví a Lituania en 1971, mi tío Povilas Jasinskas me prometió que iba a hacer nuestro árbol familiar. Dedicó unos cinco años de trabajo al proyecto, pero murió antes de poder terminarlo. Era un pastor protestante y tenía algunos registros disponibles, los registros de la iglesia, para revisar los nombres y las fechas. Pero la mayoría habían sido destruidos o transportados a destinos inciertos con fines inciertos por los industriosos soviéticos. Así que no sé si alguna vez se terminó ese árbol. Es posible que haya cierta sabiduría en el hecho de que mi tío no tuviera apuro por terminarlo. Contar con el árbol genealógico de la propia familia en la Unión Soviética es un riesgo. Cuando se enfurecen, arrancan el árbol entero, de raíz...

Nuestra religión, durante muchos siglos, desde los días de Janusas Radvilas (o como se lo conoce en Polonia, Janusz Radziwil, 1612-1655), ha sido el protestantismo de la Reforma (Jan Hus, Zwingli). Hasta la época de Jogaila (también conocido como Jagiello), que prácticamente equivale a decir el siglo XV, los lituanos eran panteístas. Sus dioses eran los árboles, el sol, la luna, la tierra. Jogaila convirtió a Lituania al catolicismo, al menos formalmente. Todo por una mujer (lo que habla en su favor); por Jadwiga, la princesa polaca adolescente. En el siglo XVII llegaron los Radziwil y, de nuevo formalmente, convirtieron a Lituania o a gran parte de ella al credo de Lutero y Hus. Los Radziwil tenían su sede a unos pocos kilómetros de donde nací y me crié. Las ruinas de su castillo aún se encuentran allí. Los poderosos suecos, en una de sus expediciones de caza (cazaban polacos y lituanos, por deporte) destruyeron a los Radziwil, y con ellos se fueron Lutero y Hus, llevados a Estocolmo. Lituania volvió formalmente al catolicismo. Solo unos pocos pueblos en torno al antiguo castillo de Radziwil siguieron siendo protestantes. Unas pocas miles de familias, eso es todo. Mis padres pertenecían a esa pequeña minoría oprimida... Si bien Lituania fue cristianizada, en particular en sus zonas occidentales (provengo del extremo norte, a unos 80 kilómetros al sur de Riga) siguió siendo panteísta. Hay muchos registros en el Vaticano, que se remontan a (o están tan cerca como) la segunda mitad del siglo XIX, de obispos quejándose del “paganismo” galopante entre los lituanos. A mediados del siglo XIX había partes de Lituania donde las personas guardaban serpientes sagradas a las que adoraban o a las que al menos conservaban con mucho celo en sus hogares, y alimentándolas con leche fresca. En cuanto al dulce Jesús, los lituanos no parecen haberlo asimilado demasiado. La principal deidad cristiana en Lituania resultó ser María, la madre de Jesús. En Lituania se construyeron, tallaron y esculpieron miles de pequeños santuarios para María en todos los pueblos; le cantaron himnos, ella tomó el lugar de Dios y el de Jesús en practicamente todas las ceremonias religiosas (católicas), y recibió el nombre de Santa María de las Puertas del Alba, Nuestra Señora de Vilnius. Es posible que esto se deba a que la Tierra (žemė) y el Sol (saulė), dos de los dioses panteístas, en lituano tienen género femenino; la Luna (mėnulis) es masculino. El principio femenino (la Tierra y el Sol) venció al principio masculino de Jesús. Lo que hicieron con Jesús fue esto: lo convirtieron (a Él) en un motivo de escultura popular muy especial. Siempre se lo retrata sentado (¡y en muy raras ocasiones en la cruz!), con la cabeza apoyada sobre la palma derecha, mirando el paisaje con una expresión muy triste. Hay miles y miles de figuras sentadas a la vera del camino mirando con mucha, mucha tristeza a las personas que pasan.

Debería agregar aquí, ya que me he desviado un poco –debe ser cierto que la religión aleja a las personas del recto camino–, algo sobre el diablo lituano.

El diablo lituano nunca es malvado, sino que, tal como se lo representa en miles de cuentos populares, es más bien travieso, similar a un fauno, a un elfo al que le gusta divertirse, que ayuda a las personas y por eso se mete en problemas. En pocas palabras: siente debilidad por las personas. En los hogares lituanos tener pequeños demonios tallados significa suerte y felicidad.· Jonas Mekas


Gael, fue un niño con el que convivì en Mendoza, mientras realizaba el registro de trabajo de Mariela Bocanegra. Èl fue el primer niño al que le dì mi càmara de vìdeo y guiè en el uso de la càmara. Un gran amor. (Mendoza 2007)




En 2014 junto a Kacofisss, ensamble conformado durante mi tiempo de estudio con Barbara Togander, somos convocados para participar en una serie de performances llamada Places of Power, de Lorena Avallar Leòn, este momento fue un momento visagra en mi vida y marcò mi forma de trabajo profundamente en el hoy. Bueno, como siempre, si llegaste hasta acà gracias. Son muchos los momentos y recuerdos en mi vida, que se interlazan en forma de vida, estudio, maestros, vivencias, amistades, amores, formas, y hoy, me encuentro aquì compartiendo, como una forma de agradecimiento, y como una forma de autoreconocimiento, pero tambièn de compartir porque artistas como Jonas Mekas, deberìan ser estudiados hoy en todas las escuelas. El video, tambièn, la performance, tambièn. Y agradezco a La UNTREF, por hoy estar aqui y que este haya sido mi camino del conocimiento en la formaciòn de las artes electrònicas, y junto a esta formaciòn, en paralelo todo el camino de autoconocimiento realizado en el camino, y que me hacen hoy asì ahora. GRACIAS POR LEER.

Ya sabes, que aquì estoy por cualquier duda o si queres saber màs o comentar.

Que tengas lindo dìa. DE YAPA, ACCION ARTE VIVO: TIERRA. Clarisa Grabowiecki, en la performace, DJ Raining TV, en el sonido, Valeria Caamaño, en la cámara de video. Para esta sesiòn use VHS.



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